viernes, 27 de mayo de 2011

Paseo al Mar salvando el Cabanyal


Aspecto actual de la avenida Blasco Ibáñez.
Aspecto actual de la avenida Blasco Ibáñez.  f. bustamante

LEVANTE

Respeto histórico por los barrios. Un artículo del cronista Almela y Vives publicado en 1932 en la revista "Blanco y Negro" explica el que entonces era proyecto de creación del Paseo de Valencia al Mar, actual avenida Blasco Ibáñez. Tanto en el texto como en los planos se muestra el diseño oficial y su finalización justo en el Cabanyal. Se expresa, además, la sensibilidad que ya existía entonces por los barrios de la ciudad.

José Parrilla
valencia

El conflicto del Cabanyal, o mejor dicho, la polémica por la prolongación de Blasco Ibáñez a través del barrio, invita a menudo a recuperar la historia de la ciudad y la filosofía que siempre la ha inspirado. Ahora, con motivo de la venta de uno de los chalets de los periodistas, embrión de esta avenida o del entonces denominado Paseo al Mar, ha salido a la luz un artículo publicado en 1932 por el cronista Almela y Vives en el que describe la idea urbana de la época y el respeto que existía ya entonces por los barrios de la ciudad, entre ellos el marinero.
"Del ayer y del mañana. La transformación de Valencia", se titula ese texto publicado en la prestigiosa revista Blanco y Negro. El el mismo se analizan los grandes proyectos que habían de transformar la ciudad y dedica un apartado específico para el Paseo de Valencia al Mar, la actual Blasco Ibáñez.
La idea de las autoridades locales era facilitar la comunicación con la playa y para ello proyectaron, de la pluma del arquitecto José Pedrós, un paseo que "comenzará junto a los Jardines del Real, seguirá por entre amenos lugares de huerta y terminará en las barriadas marítimas", vaticinaba el cronista. La avenida tendría "una amplitud verdaderamente futurista" y seguiría "el modelo de ciudad jardín", con "varios kilómetros de casitas nuevas con sus jóvenes jardincillos".

Jardines y universidades
En la entrada de esta nueva arteria de la ciudad estaba previsto levantar -decía Almela y Vives- el Palacio de la Feria Muestrario y en la margen contraria se estaban levantando ya las facultades de Ciencias y de Medicina, que estrangularon la posible prolongación de la manzana de los periodistas. También se barajaba la posibilidad -añadía el cronista valenciano- de construir una residencia de estudiantes y "un campo de deportes para la juventud escolar". En definitiva, la avenida sería una ciudad jardín con un barrio universitario en su cabecera.
El artículo iba acompañado, además, de un plano de la avenida con todos los detalles de la misma. En el dibujo, realizado por Fernando Cabedo y Torrent bajo la supervisión del "arquitecto municipal", se muestra la avenida en toda su dimensión, con inicio en los Jardines del Real y terminación en el barrio del Cabanyal, exactamente donde termina ahora. No atraviesa el barrio, sino que lo respeta sin plantearse siquiera la conveniencia de hacer alguna modificación urbana en el mismo.

Espíritu conservacionista
Y es que ya en esa época existía cierta conciencia conservacionista, de mantenimiento de lo propio. En este mismo artículo, cuando Almela y Vives habla de otro de los grandes proyectos de la época, la Avenida del Oeste, expresa cierta preocupación por los barrios que se iban a destruir.
"Sólo quien conozca Valencia sabrá lo que esto significa", decía el cronista. "Significa, efectivamente, la desaparición de barrios enteros y la transformación de otros", concluía.
Luego, habla de ellos y dice: "Entre los primeros (los que desaparecerán) figura el de Gracia, que condensa la mayor parte de la vida nocturna fácil y barata. Entre los segundos (los que se transformarán) figura el del Carmen, paraje impregnado de tradiciones, donde hasta el aire lleva esencias típicas".
Abundando en este asunto, Almela recordaba así mismo que "paralelamente a la transformación del barrio debía llevarse a cabo una tarea -más gusto que dinero- para asear los rincones pintorescos, de manera que, conservando su carácter, resulten plenamente gratos".
Finalmente, se planteaba como problema añadido "el alojamiento de las múltiples familias modestas que actualmente viven en calles afectadas por la reforma y que, de realizarse ésta, no tendrían sitio donde alojarse con arreglo a sus posibilidades económicas". "Y esto enlaza -terminaba- con el asunto, tan interesante en casi todas las ciudades que crecen, de las casas baratas o viviendas económicas".


La propuesta de 1932 para la actual Plaza del Ayuntamiento
La Plaza del Ayuntamiento y las diferentes opciones urbanísticas que se han barajado para la misma han estado siempre en el centro de la polémica. En el artículo de "Blanco y Negro", el cronista Almela y Vives habla de un proyecto de 1932, uno más en la historia de este espacio. La propuesta era crear un núcleo triangular ligeramente levantado sobre el nivel general de la plaza, con escalinatas, balaustrada y pilares de piedra. Luego, habría tres fuentes monumentales dedicadas a Valencia, Alicante y Castelló. Y en el centro, se crearía un mercado de flores semienterrado, la parte más discutida del proyecto.

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