domingo, 5 de junio de 2011

Tres discotecas en un radio de 1 km en Grao-Port y Marítimo-Ayora

El nombre de las discotecas es lo de menos, porque cada dos por tres cambian de logotipo, pero el problema permanece: los vecinos de Grao-Port y de Marítimo-Ayora no pueden descansar por el ruido que generan estas zonas de ocio. Se trata de tres salas, con licencia para estar abiertas hasta las 7.30 horas, que están situadas en un radio de un kilómetro.
El principal problema es el ruido, puesto que como aseguran los vecinos, en algunos locales se superan los decibelios permitidos. «Y la gente sale a la calle a fumar, porque dentro no pueden, y también a beber. Aquí no hay quien duerma», según Pilar Bayo, Cristina Monterde, Carmen Luengo o Juan Vicente Serrano.
Ni las asociaciones ni los residentes entienden «cómo pueden dar licencia a tres salas que están hasta el amanecer en la misma zona. Al final esto será un reclamo y pondrán nuevos locales. Hasta que no se sature el barrio, como ocurrió en Xúquer o en la zona de Woody, ¿no van a hacer nada?», se preguntan Jesús Vicente Andrés y Pedro Llorca, de las asociaciones Grau-Port y Marítimo-Ayora.
Vecinos como Juan Vicente Serrano llevan 16 años peleando legalmente para que se solucione el tema en la avenida del Puerto. «Vinieron una vez a hacer mediciones a las 00.30 horas, cuando acababa de empezar la sesión y la sala no estaba llena y dijeron que no superaba los 30 decibelios en las casas. Y les dije que vinieran a las 4 de la madrugada, que es cuando está el follón. Me explicaron que sólo hay dos equipos para hacer las mediciones y llevo más de un año en lista de espera», comenta Serrano.
Una residente de la calle Arquitecto Alfaro explica que en su finca «han bajado a la calle para protestar y la gente que acude les ha llegado a amenazar. Además, al calor del local se reúne gente que vende bocatas y comida y luego lo tiran todo por la calle y aquí no se baldean las aceras al día siguiente».
Tanto en Padre Porta, Arquitecto Alfaro como en la avenida del Puerto son constante los botellones, las peleas «navajas en mano y practican sexo en las entradas de los garajes». Otra vecina dice que en el callejón que hay tras una vieja gasolinera de la avenida del Puerto, «aparcan y si uno quiere salir y tiene el coche atrapado, se pone a pitar a las 4 de la madrugada».
Otro caso es el que detalla Cristina Monterde: «El otro día se metieron en el garaje de la finca, lo llenaron todo de botellas y vasos. Y luego cogieron los extintores y rociaron los coches con espuma. Nos hemos tenido que gastar mucho dinero para limpiarlo», comenta.
En Grao-Port dicen que hace años sufrieron la prostitución, luego la droga «que está volviendo, y encima ahora tenemos botellón, ruido y atascos con la Feria y la Fórmula 1. Todo lo que molesta lo traen al barrio».

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